lunes, 9 de marzo de 2009

Cap.3 -Un compañero

Tras comer un par de ratas crudas decidí echarme a dormir un rato en una pequeña cueva que encontré cerca, fue muy agradable dormir tranquilo, hasta ahora me incomodaba no tener la mas minima noción del paso del tiempo, comía cuando tenia hambre y dormía cuando estaba cansado, vivía a oscuras y el tiempo no tenia poder aquí abajo así que llegue a la conclusión de que seria de noche cuando estuviera durmiendo y al despertar seria por la mañana, así podría organizar un poco mis planes.

Así que a la mañana siguiente volví a la gran sala que había descubierto y al entrar de nuevo en ella volvio a sorprenderme, estaba seguro de que algo mágico estaba oculto en la inmensa sala.

Quería ver el lugar en que el río de lava caía, tenia curiosidad por saber si seguía el río o formaba un lago, y si realmente no había pared al oeste o era que la oscuridad no me dejo verla. El camino prometía ser largo e interesante así que me apremie a mi mismo y aligeré mis pasos, el suelo era de piedra y en las zonas llanas estaba bastante nivelado lo que facilitaba el camino, el techo estaba a una gran altura, calculé unos cincuenta o sesenta metros y me llamó la atención el hecho de que parecía tan liso como el suelo.

Según me iva acercando al río de lava el terreno se hacia mas abrupto y pedregoso y en el suelo empezaban a aparecer grietas, la mayoría pequeñas y estrechas pero algunas parecían surgir del suelo como bocas dispuestas a tragarme, cuando por fin llegué al río la roca fundida burbujeaba y salpicaba, me acerqué y una burbuja exploto demasiado cerca y me salpico las piernas, la roca abrió mi piel y hendió mi carne y la sangre arrastró consigo el ardor, mis heridas se cerraron casi al instante ,demasiado rápido incluso para mis poderes de sanación, sorprendido a la vez que satisfecho decidí seguir río abajo un poco mas separado para evitar algún otro accidente.

Poco después de haber reemprendido mi camino distinguí a lo lejos un grupo de figuras que bien podría haber confundido con piedras de no ser que estaban en movimiento, avancé rápidamente y me escondí tras unas rocas. Nunca había visto unas criaturas como esas, eran enormes cuadrúpedos mas negros que la noche, unas moles musculadas que parecían capaces de mover una montaña, varias de ellas estaban luchando contra otra y esta era todavía mas grande que el resto, resopló y unas llamas salieron de sus orificios nasales, su cabeza estaba coronada por unos cuernos grandes y afilados, se levantó sobre sus cuartos traseros y al golpear el suelo unas grietas llameantes aparecieron, su embestida, que parecía imbuida por la fuerza de un titán, lanzó a dos de sus oponentes por los aires, cuando se disponía a atacar de nuevo una tremenda embestida lo alcanzo en el costado y lo tumbó y antes de que pudiera levantarse empezó a recibir pisotones de todos los demás. Cuando acabaron con el se marcharon en una estampida que hizo temblar el suelo, me acerque despacio a la criatura que estaba al borde de la muerte, al principio me moví temeroso pero note en su mirada una llamada de auxilio, corrí los metros que me separaban de el y me arrodille a su lado, el brillo de sus ojos se apagaba lentamente, de las heridas que tenia abiertas manaba una sangre naranja y humeante, la sangre de estas bestias era roca fundida, sentí lastima por esta criatura, deseaba ayudarla, puse mis manos sobre el para intentar sanarle con los poderes de sanación y en el momento en que la magia empezó a fluir su cuerpo comenzó a desaparecer convirtiéndose en ceniza, en tan solo unos segundos un torbellino de cenizas y polvo giraba a mi alrededor, invadía mi cuerpo introduciéndose por todos mis orificios y tan rápido como había aparecido se esfumó.

Estaba confundido y asustado y no sabia que había sucedido, en el momento en que moví un músculo para salir de allí mi cuerpo comenzó a arder por dentro, el dolor era insoportable, caí de rodillas e intentando acabar con ese sufrimiento clavé las uñas en mi piel y tire, la piel se separaba de la carne con cada tirón, todo se nubló de golpe y me desmaye a causa del dolor.

Mientras estaba inconsciente mi cuerpo empezó a cambiar, mis piernas torcidas se estiraron, mi columna desviada se enderezó y mis músculos volvían a ser fuertes y definidos y la sangre de mi cuerpo se volvió fuego.

Al despertar me senti mas fuerte que nunca, mi nuevo cuerpo era increíble, fuerte, rápido y la belleza que me había abandonado volvió a mi. Pero cuando quise echar a correr para probarlo no me respondió, mis músculos se tensaban y por mucha fuerza que hiciera no podía moverme, y entonces una voz dentro de mi habló: “me ayudaste, quisiste sanarme y te lo agradezco, pero no lo habrías conseguido. En cambio uní mi cuerpo y mi alma a ti para devolverte la fuerza, y cuando hayas recuperado todo tu antiguo poder podré volver a renacer.”

Lo cierto es que no me asusté, sabia en mi interior que no me haría daño así que le pregunté que debía hacer para recuperar el poder del que hablaba y una vez mas me habló en mi interior: “ya lo sabrás a su debido tiempo, antes de eso tengo algo mas que pedirte, por favor, derrota a los miembros de la manada que me traicionaron, ahora posees todo mi poder

Lo cierto es que no sabía que hacer pero le debía mi nuevo cuerpo y sentía la obligación de ayudarle, así que acepté.

-“Por cierto, ¿Cuál es tu nombre?” pregunté.

-“Ummm...!!! Es curioso, al igual que tu, ya no tengo nombre”

Era cierto, yo tampoco tenía nombre, pero ahora tenía otra cosa…

un compañero.

2 comentarios:

  1. Quiero más! Quiero más! Ya te lo dije el viernes, pero vuelvo a repetirlo, muy buena la historia, me encanta!
    Un besin!!

    ResponderEliminar
  2. jejeje me alegra que te guste pero poco a poco que he colgado 2 dias seguidos y necesito reponerme jajaja besote

    ResponderEliminar