lunes, 9 de marzo de 2009

Cap.2 -El levantamiento de un demonio

No se cuanto tiempo pase tirado en el suelo, la poca luz que había se reflejaba en las brillantes gotas de agua que resbalaban lentamente por las estalactitas que colgaban del techo, las gotas que caían formaban lentamente una estalagmita en el suelo, me recordaban a dos amantes que nunca podían estar juntos, pasaban siglos antes de que una estalactita y una estalagmita crecieran lo suficiente como para juntarse y dar forma a una columna, solo el paso inexorable del tiempo podría llegar a juntarlos.

Durante el tiempo que pase postrado recuperándome de mis heridas veía también los ojos rojos y brillantes de pequeñas criaturas de las profundidades, al cabo de un tiempo mis ojos comenzaron a adaptarse a la oscuridad, poco a poco mi espectro visual cambió y empece a distinguir las criaturas, pequeñas ratas y murciélagos corrían y revoloteaban a mi alrededor, pero ninguna de esas criaturas se acercaba a mi, me observaban curiosas, nunca antes otro ser vivo habia llegado hasta aqui.

Los dias pasaban largos y monotonos y mientras me recuperaba lentamente mi estomago rugía pidiendo algún alimento, ya no recordaba la ultima vez que habia llevado algo de comida a la boca, mi cuerpo se regeneraba tremendamente despacio y mi poder de sanacion parecia agotarse, mi unica esperanza era conseguir por cualquier medio moverme y tratar de cazar alguno de los animales que parecian haberse acostumbrado ya a mi presencia, intente runir fuerzas para darme la vuelta y ponerme de cara al suelo, arrastrándome como pude alcance una rata, recuerdo como chillaba cuando clave mis dientes en su vientre y lo desgarrre, el primer bocado en meses, su sangre caliente escurriéndose por mis labios me devolvió el calor y la poca carne que tenia, amarga y dura me dio las fuerzas necesarias para seguir cazando.

Pase varios días alimentándome de ratas y bebiendo la poca agua que se escurría de las estalactitas, no sali de la gruta en la que me encontraba hasta que estuve del todo recuperado, me volvia a sentir con fuerzas pero mi cuerpo habia cambiado y jamás recuperaria la belleza que caracteriza a los angeles, de todos modos ya no era un angel, mi cuerpo estaba consumido y ennegrecido, mis piernas se torcian con dolor a cada paso que daba pero nada de esto me preocupaba ya, era momento de buscar un hogar.

Los siguientes días camine sin rumbo explorando mi nuevo reino, atravesando angostos pasajes, oscuras y profundas cuevas sin rastro de vida, incluso zonas tan grandes y abruptas que podían bien parecer un valle de la superficie, me encontré caminando por zonas de una oscura belleza, en algunas de ellas un rio subterráneo cruzaba de lado a lado y en otras, en lo mas profundo de la tierra, grandes lagos de fuego y roca fundida se extendían por el suelo.

Mi peregrinación en busca de un lugar en el que establecerme y crear mi hogar duro poco tiempo mas, un día llegando al final de una gruta que todavía no había explorado oí el ruido del agua al caer, todo me decía que había descubierto una nueva sala y comencé a correr hacia el final del pasillo y en cuanto doble en una esquina un brillo rojo, casi mágico, me sorprendió, al llegar a la nueva sala quede maravillado ante tan abrumadora belleza, de una pared lateral caía desde gran altura una cascada de agua helada y formaba un lago a sus pies, era un lago enorme pero diminuto en comparación con la sala, que era la mas grande que había encontrado hasta entonces, era suficiente espacio como para crear una gran ciudad.

El brillo rojo provenía de un largo y serpenteante rio de roca fundida que nacía en lo alto de una montaña al final de la gran sala, no había pared hacia el oeste, simplemente se acababa la tierra, y el río se precipitaba sin remedio abismo abajo en una caída sin final.

Un escalofrio recorrió mi cuerpo, la belleza de la cascada reflejando el brillo del fuego, el sonido del agua helada al caer, acababa de descubrir el lugar en que fundaría mi reino, me fui y decidí volver al día siguiente a explorar mejor la zona, estaba cansado y hambriento.

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